sábado, 8 de agosto de 2015

Dietas x Calorias x Mi opinión

El mundo de las dietas no tiene fin. Ya os digo, son 20 años en lo mismo, escuchando que ahora es bueno sumar las calorías, ahora no, ahora los hidratos de carbono, ahora no, ahora el café, ahora no, huevo senta bien, huevo senta mal, grasa engorda, grasa no engorda, cada día surge algo innovador. Que palo!

Aprendí por experiencia propia que contar calorías es una ilusión. Mira, cuando era más joven y vivía sola, no solía cocinar mucho, así que optaba por comidas basura, mc donalds, pizza, pero seguía una dieta que era basada en sumar los puntos de los alimentos, entonces yo apuntaba todo, todo, todo, cada patatita frita, las hamburguesas, el pan, la salsa. En general hacía una comida de estas una vez al día y el resto del día buscaba alimentos que tenían 0 puntos, para compensar los 20 y tantos puntos de mi comida o cena. Claro que no bajaba de peso, comía fatal y no le daba a mi cuerpo lo que él necesitaba.

Lo mismo pasó cuando resolví hacer una dieta basada en 1200 calorías, en general, lo que nos suele dar los dietistas, por la mañana comas una rebanada de pan, fruta, café con leche, a media mañana comas fruta, para comer verdura o ensalada sin aceite y de segundo una carne a la plancha, para merendar un yogurt, para cenar una sopa leve o gazpacho, melón con jamón, y antes de acostarte puedes beber un vaso de leche. Vaya estresse. Estar todo el rato pendiente de un reloj, controlando la comida, la hora que comes, que comes, que cantidad comes, buf. No fui capaz de seguirla más de un mes. Seguía sin escuchar a mi cuerpo y le daba lo que me decían para darle. Y, después de años en esa lucha, buscando algo que de verdad hiciera sentido, conocí al método Ancla.

Aprendí a prestar atención a mi cuerpo. De verdad tengo hambre? De verdad necesito hacer 6 comidas al día, de 3 en 3 horas? De verdad mi cuerpo me pide 2 litros de agua a diario? De verdad debo forzar a mi cuerpo a digerir un alimento que el no esta pidiendo en esa hora, y completar ahogándolo con tanto liquido?

Empecé a apuntar. Cada vez que comía, porqué comía, cuando comía, cuanto comía, como comía. LEJOS de hacer los apuntes para contar las calorías, lo primero que ha dicho la coach fue: olvídate de las dietas. Apuntaba cosas como: me comí una bolsa de pipas tras discutir con un cliente, sentada delante de mi ordenador para relajarme. Me comí un sandwich después de una reunión con mi jefe, arriba en el café hablando con un compañero de trabajo, entre otros apuntes del estilo.
Por la tarde, llegaba a casa y los leía. Impresionante. Pocas eran las veces en las que yo comía porque tenía hambre. Menos aún las veces en las cuales me sentaba en una mesa de un comedor para simplemente comer. Empecé a observar mi cuerpo y adelantar mi actitud emocional. Cuando me cabreaba con algo en mi curro, me entraban ganas de comer, me levantaba y me daba una vuelta. Bebía un vaso de agua, respiraba, y las ganas de comer pasaban. Poco a poco fui pasando a escuchar mi cuerpo, a notar el hambre, a notar la sed, y responder con lo que él me pedía en aquel momento.

Desde febrero, cuando empecé las sesiones, ya se han ido 7 quilos. Sin controle ninguno sobre la comida, sin comer de x en x horas, sin controlar las porciones, solamente comiendo cuando mi cuerpo me avisa que tiene hambre, y dandole lo que me pide. Si me pide pan? Le doy pan. Si me pide lechuga? Le doy lechuga. Si me pide chocolate? Le doy chocolate. Claro que a veces se me escapa y dejó la emoción hablar más alto que mi instinto, pero muy pocas veces, y voy arreglándolo poco a poco. Ya no tengo caídas de saltar la dieta y pasar una semana comiendo pizza, mc donalds, bizcochos, no. No salto la dieta, porque no hago dieta.  Como consciente, he reconectado con mi cuerpo y nos vamos entendiendo.

Hoy, por ejemplo, mi prima me ha invitado para comer en su casa, ya que mi pareja ha viajado y estoy todo el finde sola. Le pregunté que habría para comer y me dijo que pasta con pollo y verduras. Me gusta la pasta, me gusta el pollo y me gustan las verduras, pero al leer el menú de su casa, confieso que me entró hasta un poco de asco. No porque la comida es asquerosa, y sí porque no era lo que mi cuerpo pedía. Hoy, mi cuerpo quería ensalada, así que recusé la invitación (cosa que tampoco lo hacía antes, siempre decía si a todo) y me preparé una rica ensalada con hojas verdes, rabanitos, pepinillos, cebolla, salmón ahumado, queso de burgos, y me la comí MUY a gusto.

Mi cuerpo me lo agradece.
:)


Lo mismo pasa con los ejercicios físicos, si, son muy buenos para el cuerpo, pero NO hacen con que nadie adelgace, pero ya es asunto para otro post.

Un beso,
Isabel


No hay comentarios:

Publicar un comentario